Los Centros de Salud Comunitaria Sea Mar condenan fuertemente el asesinato de George Floyd a manos de los oficiales de policía de Minneapolis y los innumerables actos de violencia contra las comunidades de color en los Estados Unidos. La violencia es la antítesis de la misión, visión y objetivos de Sea Mar. Más importante aún, entendemos que la brutalidad policial contra las comunidades de color no solo es generalizada, sino que es un legado histórico de racismo sistémico. La combinación de violencia policial y la pandemia de COVID-19 resalta aún más las grandes desigualdades en nuestra sociedad.
El asesinato de George Floyd continúa un patrón no solo de brutalidad policial para la comunidad afroamericana, sino también lo que nuestras comunidades de color han entendido por mucho tiempo, que existen dos sistemas de justicia diferentes en los Estados Unidos basados en la raza. Este asesinato reciente no es una aberración, sino un comportamiento normalizado desafortunado de aquellos que juraron "proteger y servir." Esta normalización de oprimir a las personas de color tiene un efecto en cascada en toda la sociedad y se desarrolla en nuestra vida cotidiana. El impacto del privilegio blanco y su uso contra las comunidades de color en los Estados Unidos es un excelente ejemplo de esta amenaza. El impacto nocivo de estos comportamientos impulsa el racismo y las desigualdades en toda nuestra sociedad. La pandemia de COVID-19 ha exacerbado estas desigualdades a niveles insoportables.
La pandemia mundial de COVID-19 ha demostrado las notables desigualdades de salud para las comunidades de color. El estrés dentro de estas comunidades debido a COVID-19 no tiene precedentes y con la brutalidad policial continua, estas comunidades enfrentan desafíos en múltiples niveles que son el resultado de siglos de racismo y un sistema de salud que desproporcionadamente desfavorece a las comunidades marginadas. Además, la Asociación Médica Estadounidense declaró recientemente: “El impacto racial dispar de la violencia policial contra las personas Afroamericanos y sus comunidades es insidiosamente viral en su frecuencia, y también profundamente desmoralizador, independientemente de su raza/etnia, edad, LGBTQ o género." Así como el racismo es un motor de la violencia policial, también es el catalizador de las inequidades en la salud.
A menudo no se destacan los efectos nocivos para la salud que resultan, como la conexión entre la actividad policial excesiva y la salud. La investigación demuestra que las comunidades marginadas racialmente están desproporcionadamente sujetas a la fuerza policial, y existe una correlación entre la vigilancia y los resultados adversos para la salud. Por ejemplo, los hombres negros tienen tres veces más probabilidades de ser asesinados durante los encuentros policiales que sus homólogos blancos. Los datos nacionales también muestran a partir de 2012 que, si bien los latinos constituían aproximadamente el 18 por ciento de la población, representaban el 30 por ciento de los arrestos. La continuación de la violencia policial revela las profundas desigualdades y disparidades raciales en nuestra sociedad, especialmente cuando se trata de justicia social y acceso a la atención médica. Como organización, continuaremos siendo un vehículo para educar, crear conciencia y encontrar soluciones a la violencia y las disparidades en curso que presenciamos. Como sociedad, debemos involucrarnos en el tema de la supremacía blanca, el privilegio blanco y las historias de las personas de color en los Estados Unidos para participar en estas discusiones desafiantes, complejas e incómodas. Sea Mar, como organización fundada en los principios de defensa y justicia social, quiere reafirmar nuestra misión de proporcionar atención médica basada en la comunidad, valorar y respetar a todas las personas, culturas y entornos socioeconómicos. Sea Mar otorga la máxima prioridad a la promoción y seguirá siendo una voz fuerte para las comunidades de color, trabajando a nivel local y nacional para exigir justicia social para todos. Invitamos a la gente del estado de Washington a ejercer los derechos constitucionales establecidos en la primera enmienda, enérgica pero pacíficamente y con respeto a los derechos constitucionales de los demás. Nos solidarizamos con aquellos que piden justicia social y cambio sistémico dentro de las comunidades de aplicación de la ley y el liderazgo legislativo que exige una mayor responsabilidad en sus interacciones, con las comunidades de color.